Venezuela



En el año 1995, viví tres meses en Caracas. Viaje en el mes de mayo, para asistir a un curso de investigación y gerenciamiento cultural auspiciado por la OEA. La música estaba en las calles y era estimulante comenzar la jornada en ese clima. Me levantaba muy temprano por la mañana. Los docentes habían configurado un plan de estudios ambicioso. Alternábamos una jornada de 9 hs diarias de clases de posgrado con la concurrencia a fiestas populares (estos restos de la colonización española abundan en los diferentes estados que conforman la república de Venezuela). 

Venezuela fue pionero en dar a las Artes categoría de estudios universitarios. Me maravillaba recorrer los pasillos del Teatro Teresa Carreño. Los estudiantes estaban entregados a sus instrumentos y a la práctica de sus ejercicios con disciplina y devoción. 

La naturaleza en esas tierras es generosa. El Ávila, esa montaña que rodea Caracas, es el guardián del valle en el que trabaja, ama y sueña el pueblo venezolano. Ellos sienten que es una verdadera bendición. Confieso que su imponente presencia provoca en el alma el despertar del espíritu poético. 

Fui la única argentina que integraba un grupo de latinoamericanos representantes de Colombia, Honduras, El Salvador, Panamá, Chile, Brasil, Bolivia y Paraguay, acogidos por nuestros anfitriones venezolanos. 

La experiencia fue intensa. Nuestro trabajo de campo lo realizamos en Barquisimeto, una ciudad musical. Aprendí a querer a nuestros hermanos venezolanos...solidarios, buena gente...

Hoy me apena enormemente la represión que sufren por el simple hecho de manifestar su desacuerdo...represión de una mal entendida democracia que intenta detener a los manifestantes - en su mayoría estudiantes - con armas. 

¿Es posible que los que están en el gobierno no asuman la responsabilidad de sus actos? ¿Es posible que favorezcan la fragmentación del cuerpo social? La gente ha salido a las calles por la falta de satisfacción de las necesidades básicas y por la inseguridad, que es un problema gravísimo en esa tierra desde hace mucho tiempo (ya lo era durante el gobierno de Caldera). Ya entonces comenzaban a armarse lo que ellos denominan "los colectivos" grupos que eligieron la modalidad de la lucha armada. Una lucha que no tiene en cuenta la complejidad cultural de ese pueblo mestizo, que proviene de distintas raíces étnicas.

Hoy se suma a esta situación la paranoia del gobierno y la persecución que han emprendidos con quienes han salido a las calles. Se busca acallar la disidencia. Hay denuncias de que se ha armado a un grupo sin formación ni conducción. Es un estallido que no se puede detener y la única respuesta es la represión. Hay denuncias de estudiantes desaparecidos. Hay denuncias de estudiantes torturados. Hay un líder popular preso. Se han bloqueado los canales de información...

Nuestros hermanos venezolanos no merecen esto.

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