SEXUALIDAD FEMENINA

La maternidad: como reconocerse hija de buena madre



Hace  años ya, escribí una serie de notas en la revista Vivir – un equivalente a lo que es hoy la revista Padres. Escribir estos artículos me dio la posibilidad de reflexionar acerca de mi maternidad, de mis miedos, mis angustias, mi sensación de que esa experiencia me había colocado fuera del tiempo y del espacio y todo se había jerarquizado para mí de otro modo, a partir de ese momento. Mi informante fue Graciela Scolamieri, que me ayudó muchísimo a ubicarme en el contexto de ese acto femenino por excelencia en el que es fundamental el estar acompañada por otras mujeres que hayan pasado por esa experiencia con la sinceridad que exige. Mujeres que hayan sentido un amor nunca antes experimentado, una ternura que llena los ojos de lágrimas y que abre un espacio afectivo inconmensurable. Pero también mujeres que hayan tratado de encontrar un lugar propio y, por lo tanto, diferente al de sus madres. Esta paradoja que hace de la madre primeriza un ser que vive un momento extraordinario: el más maravilloso y, a la vez, más aterrador de su vida.

Graciela Scolamieri me inició en lo que es la conciencia del vínculo con esta frase: ustedes las intelectuales creen que un chico es como un libro que se abre y se cierra cuando están cansadas. Y esa frase fue sumamente significativa para mí. Un hijo es un desafío que nos propone la vida y que nos hace buscar el modo de ser cada día más creativas. Es la verdadera aventura de la afectividad. Y cuando hablo de afectividad me refiero a transitar los vericuetos de nuestra complejidad femenina.

Desde hace unos años utilizo técnicas expresivas en el ámbito terapéutico. Esta modalidad sanadora restablece en el individuo su creatividad y, al mismo tiempo, lo ayuda a equilibrarse saludablemente. Mi práctica me llevó a pensar en la preparación de la parturienta, por un lado, y la puérpera, por el otro.

Poco se ha considerado la integración de técnicas expresivas en la preparación de la mujer para enfrentar ese momento sublime y extremo que es el parto. Un momento que se caracteriza por un intenso protagonismo – el de la embarazada – que, a su vez, pierde su centro en un movimiento vital que inexorablemente la lleva en busca de un nuevo centro. No dejo de lado que en este tránsito acompañará el futuro papá, cuya presencia es necesaria y muy valiosa como sostén afectivo, ya que juntos tendrán que hacer lugar para la llegada del bebé y proyectarse en una entidad superadora: la familia.


El objetivo del abordaje de este acompañamiento terapéutico es el de dar a luz e integrar aspectos inhibidos o reprimidos  - desconocidos incluso para la futura madre - que podrían convertirse en obstáculos en esta situación. Las técnicas expresivas favorecen el acceso a nuestro saber intuitivo. Habilitarán, por lo tanto, la disponibilidad de potencialidades que asistirán en el pasaje hacia su nueva condición: la de ser mamá. Condición que se hará presente en la crisis puerperal que la enfrenta a un número considerable de nuevas tareas, a la perentoria necesidad de poner su cuerpo en función de la nutrición de su bebé, a un estado de alerta que sobreviene a partir del desconocimiento de ese nuevo lenguaje entre ella y su bebé – lenguaje que es pre-verbal y que la mamá tendrá que aprender a decodificar. Algunas mamás cuentan con la invalorable colaboración de otras mujeres, madre, abuela, en algunos casos también, bisabuelas que con su experiencia iluminarán el tránsito.

Esta propuesta es la de acercar otras estrategias para que la mamá logre reintegrarse a su vida laboral y de pareja elaborando los fantasmas y encontrando su estilo y su ritmo en la aventura que emprende.

“¿Qué significa ser una buena madre?” “¿Cómo filtrar los mensajes que llenan de culpa y sumen a la mamá en el océano de sus inseguridades?”, son algunas de las preguntas alrededor de las cuales giran las ansiedades de la mamá primeriza. “¿Cómo integrar al bebé en una familia (padre, madre, hijo/a mayor) que ya viene funcionando bien?, “¿Qué hacer frente a la regresión, a los celos, a los berrinches del hermano?”, son algunas de las preguntas que se constituyen como una nueva problemática de la mamá con experiencia previa?, “¿Cuál es mi espacio individual?” “¿Cómo recuperar otros aspectos de mi ser mujer?”, son algunas de las problemáticas, seguramente de todas, pero que se profundizan en la mamá que ya tiene varios hijos.

La terapéutica que se vale de técnicas expresivas intenta ser una alternativa más para las mamás, una alternativa que las ayude a enfrentar esta nueva etapa en su vida con alegría y creatividad.

Entradas populares